Un facility manager podría describirse como un facilitador, un gestor, un organizador… se ocupa de gestionar el correcto funcionamiento de una empresa en lo que respecta a sus servicios generales.
Sus funciones por tanto son realmente amplias: desde la búsqueda del inmueble más adecuado a las necesidades de la empresa, hasta su gestión integral, recursos y servicios asociados al correcto desarrollo de su actividad. Dependiendo del tipo de organización, puede ocuparse de gestionar un proyecto de ingeniería, la implantación del sistema de seguridad, iluminación o aire acondicionado, el mantenimiento de las instalaciones, los servicios de limpieza o, en un plano más concreto, la intendencia de papelería o el equipamiento de ofimática.
A todos los efectos estamos ante la profesionalización del tradicional oficio del responsable de mantenimiento, con la diferencia de que un buen facility manager debe implicarse en la gestión integral de la organización con el objetivo de optimizar al máximo la inversión que la compañía realiza en sus servicios generales (lo que puede llegar a situarse en torno a un tercio de la partida de gasto de una empresa).
En este sentido, y para controlar de manera efectiva sus responsabilidades, la gestión del Facility Manager requiere cada vez más de soluciones informáticas e información especializada en sus ámbitos. Es aquí, en esta necesidad, donde el BIM puede ser de ayuda, ya que, si se ha realizado correctamente, no solo se usará para una entrega en 3D para cumplir expediente, sino que el Facility Manager obtendrá, por ejemplo, la situación real de las instalaciones, infraestructuras, espesor de paramentos, características de activos, mediciones de conductos, tuberías, superficie de ventanas… Por todo ello podríamos definir el BIM como la primera semilla para obtener la herramienta definitiva para la gestión del Facility Manager.